Vacaciones, arte y música en cala Rajada
Cala Rajada muestra su mejor cara en el noroeste de Mallorca. Por un lado, el puerto acogedor y, por otro, la «bahía de los rayos», un destino estrella para veraneantes. Además, es el centro turístico más grande del noreste de la isla. Sin embargo, el lugar ha sabido conservar su carisma. El paseo marítimo es una maravilla para salir a dar una vuelta tranquilamente. Las marisquerías de la zona, que siempre sirven pescado fresco del día, harán las delicias de los amantes del pescado y el marisco. Cala Rajada sigue siendo un puerto pesquero importante de Mallorca.
En octubre, Cala Rajada vive la fiebre de la dorada con la «Mostra de la Llampuga». En esta feria gastronómica todo gira en torno al majestuoso y dorado pescado, que se puede degustar in situ en muchas variantes.
Inmobiliaria Mallorca – cala Rajada
Disfrutar del baño en cuatro playas
Los amantes de la playa pueden elegir entre la Cala Agulla de arena fina, la Cala Son Moll, la Cala de Sa Font y la minicueva de la Cala Gat con árboles que dan buena sombra. Y por la noche, los amantes de la fiesta pueden marcarse unos bailes hasta el amanecer en las discotecas.
Si no eres muy noctámbulo y no te gusta el bullicio, un plan que no está mal es la visita a la residencia de verano «Sa Torre Cega», que pertenece a la famosa familia de banqueros mallorquines March y está situada un poco más arriba del centro del pueblo. La propiedad incluye un jardín de esculturas con más de 40 obras, entre las que se pueden ver trabajos de Henry Moore. ¡El parque de la propiedad es uno de los espacios verdes más artísticos de la isla!
Cultura en el jardín de los banqueros
Pero eso no es todo. En verano se convierte en el escenario de espectáculos culturales al aire libre. Se trata de una tradición familiar de la que Leonor Servera, esposa del fundador de la empresa y amante del arte, Juan March, sentó las bases durante el siglo pasado. Se encargó de organizar muestras de cine al aire libre.
También hay que destacar las «Serenates d’Estiu», es decir, las serenatas de verano, donde los músicos muestran sus habilidades al aire libre. En los conciertos, el público se sienta en la gran escalera principal que lleva a la entrada de la casa de campo, en una silla o sencillamente en un cojín. Es una caricia para los oídos y una regalo para la vista: Cala Rajada y el mar están literalmente a los pies del público.